“Todos hemos oído hablar de los estudiantes aplicados. Es verdad que obtienen calificaciones altas, pero ello a costa de convertirse en aburridos ratones de biblioteca, con las narices siempre metidas en los libros. Son torpes en los deportes y un fracaso total con el sexo opuesto…”. En realidad sabemos que, si bien esto es una mentira, además, dista de ser mucho de realidad.
Entonces, ¿cómo consiguen ser personas “tan ejemplares” estos alumnos? La inteligencia no es la única respuesta o la de mayor peso o importancia como suele creerse. Profesores de Pedagogía que han realizado importantes investigaciones sobre los estudiantes de alto rendimiento, han llegado a la conclusión de que “es infinitamente más importante saber cómo sacar el mayor provecho de las habilidades innatas” que ser una persona con inteligencia fuera de lo común.
Y tampoco el trabajo arduo por sí solo es lo que cuenta en este asunto. Al respecto, uno de los muchos estudiantes aprovechados que fueron entrevistados explicó: “lo importante no es cuánto tiempo se sitúa uno frente a los libros abiertos, sino lo que se hace mientras se está sentado”.
Ya no resulta sorprendente saber que en la realidad algunos de estos estudiantes dedican menos horas a las tareas escolares, que aquellos que obtienen calificaciones menos altas. Por todo ello, he aquí, condensados, según los expertos en educación y los alumnos “11 consejos para estudia mejor”:
1. ESTABLECE TUS PRIORIDADES. Los estudiantes sobresalientes no admiten intromisiones mientras estudian. Una vez que abren los libros o encienden la computadora ya no se distraen con la televisión o en buscar algo para comer o en contestar llamadas por teléfono. El estudio es trabajo y el trabajo viene primero que la diversión.
2. ESTUDIA EN CUALQUIER SITIO… O EN TODOS. Entre los estudiantes entrevistados los horarios de estudio eran una cuestión de preferencia personal. Algunos trabajaban a altas horas de la noche, cuando su casa estaba en silencio, otros se levantaban temprano. Algunos más estudiaban en cuanto regresaban de la escuela, cuando las lecciones aún estaban frescas en la memoria. Sin embargo, todos coincidieron en la necesidad de ser constantes. “No importaba que tuviera qué hacer, siempre apartaba un rato u horario para estudiar todos los días”.
3. ORGANÍZATE. Hay que guardar todo al alcance de la mano y en una forma ordenada y accesible, pues no te puedes dar el lujo de perder tiempo en buscar algo que tienes que encontrar de inmediato. Tener a la mano los útiles esenciales o papeles que necesitamos reduce al mínimo las búsquedas que hacen perder tiempo. Algunas sugerencias son: usar carpetas o folders de diferentes colores, cajones o estantes con etiquetas, etc.
4. APRENDE A LEER. El secreto de la buena lectura estriba en ser “un lector activo”, es decir, una persona que continuamente formula preguntas conducentes a la plena comprensión del mensaje del autor. “¿Qué significa este término?”, “¿a qué se refiere el autor con este (os) concepto (s)?”, “¿cuál es la idea central de este capítulo, tema o párrafo?”, “¿en resumen, qué es lo que quiere decir o dar a entender el autor?”, etc. Trata de explicarte a ti mismo lo que acabas de leer o estudiar, como si tuvieras que explicárselo a otras personas; es una de las mejores técnicas para aprender y dominar las ideas y conceptos.
5. PROGRAMA TU TIEMPO. Cuando un profesor te asigna un trabajo largo, elabora entonces un programa, dividiendo la tarea en partes pequeñas, para que no te resulte abrumadora. “Es como comerse una hamburguesa, se debe masticar un bocado a la vez”. Se puede investigar primero y trazar un plan integral; luego empezar de lo más fácil a lo más elaborado, redactar un borrador a una sola tirada y después irlo puliendo poco a poco. Mientras más tiempo te des para revisar y refinar un trabajo, mayores serán las probabilidades de que obtengas una buena calificación. Si por alguna razón aplazas tus tareas en determinada ocasión, tienes que saber admitir las consecuencias. “A veces ello significa quedarse a estudiar hasta muy tarde”. Y es muy importante asegurarse de “respetar los plazos de entrega” y no autojustificarse con pretextos.
6. TOMA APUNTES. Elabora tus apuntes y…úsalos. Leer el libro de texto es bueno, pero el profesor te examinará sobre aquello en lo que hizo hincapié, y eso es lo que encontrarás en tus apuntes. Un buen estudiante también toma apuntes del texto o hace resúmenes cuando está leyendo alguna referencia, artículo o libro. Una técnica puede ser dividir las hojas del cuaderno con una raya vertical y de un lado anotar lo visto en clases y del otro las notas sobre el texto, para así revisar ambas facetas de la asignatura. “Poco antes de que termine la clase, la mayoría de los estudiantes cierran sus libros, guardan sus papeles, conversan en voz baja con sus amigos y amigas y se preparan para salir del salón de clases a toda prisa”. Otra técnica puede ser aprovechar esos minutos para hacer un resumen de dos o tres oraciones, sobre los puntos principales vistos en la clase y repasar esa síntesis antes de la clase del día siguiente.
7. ENTREGA TRABAJOS PULCROS. Los trabajos limpios podrán ayudarte a obtener calificaciones más altas. “El alumno que entrega trabajos pulcros, ya está en camino de obtener una buena calificación Para quien recibe el trabajo, es como la comida, “por muy suculento que sea el platillo, no resulta apetecible si viene en un plato sucio”.
8. EXPRÉSATE. “Si no entiendo el concepto de economía que mi profesor me está explicando, le pido que lo repita”. Es una frase que debes tener muy presente en cada materia y que debe formar parte de tu vocabulario. Sin embargo, la participación en clase consiste en algo más que en hacer preguntas; se trata de mostrar curiosidad intelectual. Los mejores estudiantes – y las más altas calificaciones – son el resultado de una mejor comprensión.
9. ESTUDIA EN GRUPO. Estudiar en grupo, o analizar las dificultades que plantean las tareas escolares junto con otros estudiantes, permite ver, observar y aplicar otros enfoques y puntos de vista, así como compartir soluciones o caminos diferentes. Al estudiar solo, puedes caer fácilmente en un mismo enfoque una y otra vez, leyendo y releyendo el texto, sin llegar a una solución rápidamente. También tiene sus ventajas estudiar solo, pero es conveniente pedir puntos de vista diferentes si te has atorado en alguna parte; o bien hacerlo solo una vez que hayas comprendido lo que se pretende aprender.
10. EXAMÍNATE. Al tomar apuntes, es muy recomendable subrayar los puntos que, en tu opinión, podrían incluirse en los exámenes. Después formúlate preguntas tentativas basadas en esos puntos, para examinarte solo antes de cualquier examen. Si no puedes contestar la pregunta satisfactoriamente, vuelve a repasar los apuntes. Los estudiantes que imaginan las preguntas que posiblemente vendrán en un examen, a menudo encuentran muchas de estas preguntas en el examen real, y así obtienen mejores resultados.
11. HAZ MÁS DE LO QUE TE PIDEN. Si el maestro de matemáticas te plantea cinco problemas, resuelve diez. Si el maestro de historia te recomienda leer un capítulo, lee dos. Gran parte del aprendizaje es práctica., “y cuanto más se practica, más se aprende”.
El “secreto” más importante de los alumnos de alto rendimiento no es tan secreto. En la mayor parte de los casos de estos alumnos, los padres tienen un papel decisivo. Desde la infancia les inculcaron el amor por el estudio, les hicieron saber que esperaban mucho de ellos y nunca redujeron sus expectativas. Alentaron el aprendizaje de sus hijos, pero nunca hicieron el trabajo por ellos. En suma, les inculcaron el sentido de responsabilidad. Pero aún si éste no es tu caso, pues no has contado con “los padres perfectos que siempre he deseado”, en ninguna de las circunstancias antes mencionadas, no hay pretexto alguno para que tú mismo puedas inculcarte amor por el estudio y esperar mucho de ti mismo.
Tomado y condensado del artículo “Once consejos de estudiantes sobresalientes”, de Edwin y Sally Kiester, aparecido en Selecciones del Reader’s Digest,
